20091109

1973/Popol Vuh/"Hosianna Mantra"

Alemania, 1973. Popol Vuh representa el inicio de la era sintetizada del Krautrock Alemán. A diferencias de bandas como Amon Duul II o Agitation Free, Popol Vuh se desprende completamente de la influencia del clásico rock folk psicodelico exportado de EEUU, dando inicio a un nuevo tipo de composición que sería el óvulo para el trabajo posterior de Klaus Schulze y otros músicos que finalmente (y trágicamente, en parte) cristalizarían sus esfuerzos en el New Age, pasando antes por el genero ambiental y el kosmische musik. Los primeros esfuerzos de Popol Vuh concentraban su sonido en el uso del sintetizador Moog, uno de los primeros aparatajes electrónicos utilizados por las bandas seminales alemanas, creando una atmósfera oceánica espacial que adquiere toques étnicos gracias a la utilización de instrumentos de percusión. El sintetizador en cuestión sería vendido posteriormente a Klaus Schulze, quien lo utilizaría en Tangerine Dream y en sus proyectos solistas. En "Hosianna Mantra" tenemos un Popol Vuh que conserva su toque ambiental, pero abandonando el uso de sintetizador para dar paso al piano consecuente con la formación clásica de su principal compositor, Florian Fricke. El disco busca emular una experiencia mística (de ahí su nombre y el nombre de la banda) volviéndose a ratos oscuro y celestial, como debe ser toparse cara a cara con Dios, increíblemente perverso y misericordioso. Para lograr este sonido utilizan cánticos agudos femeninos, como una especie de coro devocional con un leve toque sensual (aquel toque sensual del que Magma no sabe nada en su singular "Mekanik Destruktiw Komandoh", disco que postearé más adelante), suaves derivas de pianos y hermosas guitarras bluseras, creando una atmósfera espiritual muy hermosa. este disco hace que el concepto Krautrock se deshaga por mal uso de la palabra, pero a la vez reivindica el concepto y habla perfectamente de esta corriente que fue la que llevó el rock a su máxima expresión de libertad y lisergia.

PD: Popol Vuh contribuyo como banda sonora a varias obras de Werner Herzog, entre ellas "Aguirre, la ira de Dios", unas de las películas más brutales y nihilistas que yo haya visto. No es menor contribuir con un cineasta tan de peso como Herzog

tomado de: anadiomena

El 29 de diciembre de 2001 muere Florian Fricke. Junto a este hombre parte uno de los sueños que mayor gloria ha ofrecido a un movimiento como la música experimental alemana. Popol Vuh, barco sonoro que logró atravesar montañas rocosas de cristalinas aguas, se alzaba en los setenta como nombre respetado en el panorama teutón. Este avispado cinéfilo e instrumentista precoz (aprendió piano a los siete años y seis más tarde dominaba las obras de Bach, Haydn o Mozart) saltó al ruedo artístico a los veintiuno con un cortometraje al que tituló “Pilgerfahrt”. Esta experiencia no le dio la fama como cineasta pero sí le logró un puesto en la camarilla del ingenioso y respetado director Werner Herzog. De hecho, y tres años antes de la publicación de la primera obra musical del proyecto Popol Vuh, Fricke ya estaba bajo la batuta del maestro del séptimo arte para dar forma al acompañamiento sonoro del largo “Lebenszeichen”.

Sin embargo, y aunque la vida de Florian fluirá paralela a la de Herzog, Popol Vuh será la respuesta definitiva a unas preguntas que rondaban por su cabeza desde hacía tiempo y que únicamente parecían poseer respuesta en la música. Así junto a Holger Trülzsch (percusionista) y a Frank Fiedler (sintetista) se lanza al vacío con “Affenstunde” (1970), un compendio de creaciones que aunque mantienen las odiseas cósmicas de Tangerine Dream también ofrecen el contrapunto de la mirada espiritual. Este álbum se distinguió como pionero por el uso de un Moog de gran tamaño, lejos de la ya frecuente inversión en el mini-Moog. Desde este momento, y a lo largo de la década de los setenta, la apuesta de Florian publicará una grabación por año.

De sus correrías por aquellos días debemos resaltar la evolución de obras como “In Den Gärten Pharaos” (1971), realmente cósmica y algo apocalíptica, a un “Das Hohelied Salomos” (1975), de carácter tribal y casi de imágenes rituales. El preciosismo y la elaboración que demuestran sus composiciones chocan sobremanera con un dramatismo que en ocasiones puede llegar a ser asfixiante. Fricke, al igual que tantos otros locos geniales, pone en la partitura las notas que le llevan a la tonada de su cerebro, no a la que satisfaría a un público poco dispuesto a indagar en algo que marche más allá de la melodía fácil.

En 1976 llega “Letzte Tage-Letzte Nächte” y se produce una de sus tantas mutaciones. El rito se mantiene aunque acercándose a una fácilmente digerible explicación del ritmo y el tempo. Es como si cada canción se iniciase en un nudo imposible de deshacer que con el paso de los minutos y por arte de magia queda suelto en una única pieza de cuerda perfectamente reconocible. El final de los setenta lo traerá su “Die Nacht Der Seele” (1979), obra con subtítulo de “Tantric Songs”, dejando a la vista el regreso a la luz de “Hosianna Mantra” (1972). Siguiendo el estilo de Harold Budd, plantea en su disco de 1979 unos pasajes de mantra que llevan al oyente a un estado distante de la mera experimentación de otras formaciones de Rock progresivo o desarrollos modernistas.

Los años ochenta traen la década del consumismo a gran escala, de lo comercial por lo comercial, por lo que Florian pierde fuerza en el círculo de creadores en busca de aventuras. “Agape-Agape” (1983) es su año sabático, su descanso en la lucha por adelantarse al tiempo. Un periodo de transición que le separa de sus metas junto a unos Popol Vuh como unidad y le hunde en la manifestación sonora para largometrajes de su amigo Herzog. De esta forma parece que el conjunto entra en un estado de letargo que sólo encuentra vida activa en bandas sonoras tituladas bajo nombres como “Spirit Of Peace”, creación de 1985 para la película “Gashabrun, Der Leuchtende Berg”, y “Cobra Verde” (1987), álbum que mantiene la referencia original del film. Y como dato indiscutible un Fricke que juega al ajedrez con las diversas formaciones que le deben acompañar en sus grabaciones, echando a unos y conservando a otros, sin dejar que se extinga el chorro de su manantial de compositor incansable.

Una vez pasado el maremoto y demás frenéticos intentos por llevarse la industria discográfica el dinero calentito con poco esfuerzo, Florian y Popol Vuh encuentran nuevamente sitio en un circuito que lucha por ensalzar a sus viejas glorias. Michael Cretu, padre fundador y productor del invento superventas Enigma, aclama en 1992 la obra de Fricke como referente inexcusable de su desarrollo como artista. Aun así, y aunque algunos detractores esperan un final de carrera viviendo del cuento, de las hazañas del pasado, el progenitor de Popol Vuh logra desmarcarse y asombrar a todos con un punto y seguido. El punto lo pone a la transición iniciada con “Agape-Agape”, siguiendo desde ahí ahora en la evolución de un sonido más poderoso, bañándose con un estilo que tenga su puesto de honor en las novedosas producciones. Esa cota se alcanza con “City Raga” (1995). De aquí irá saltando de dos en dos años hasta que definitivamente su luz se apaga en el Munich de 2001.

Florian Fricke encontró en el director Herzog un verdadero compañero de correrías. Desde finales de los años sesenta sus caminos se juntaron y Werner siempre rebuscó en las creaciones de Popol Vuh para conformar bandas sonoras que dieran un sentido más elevado a sus filmaciones. En ocasiones pasaba horas y horas sin dormir junto a Fricke escuchando una y otra vez material de archivo del instrumentista. El cineasta afirmaba que de una canción de su amigo Florian podía cobrar vida todo un largometraje. Los sonidos y desarrollos de aquellas tonadas evocaban a Herzog escenas cargadas de misterio y dramatismo, el clásico sello que él mismo imprimía en sus filmes.

Aun así, y aunque Fricke estaba dispuesto a complementar la obra de su mentor cinematográfico, en más de una ocasión tenía que recurrir a material sinfónico para apoyar su labor ante una banda sonora. El poder escuchar junto a las canciones del líder de Popol Vuh extractos de Richard Wagner o el indudable chorro de voz de Caruso era todo un privilegio que únicamente las películas de Werner podían ofrecer al espectador. Ese Klaus Kinski cercano a la paranoia, luchando contra su ego y todos los demonios que se agitaban en su interior, campado a sus anchas en las escenas de “Nosferatu”, “Aguirre” o “Fitzcarraldo” arropado por la notas magistrales de un Florian introspectivo. Es curioso descubrir en declaraciones del cineasta que el instrumentista era el único punto capaz de nivelar la balanza entre el bien y el mal, entre Werner Herzog y Klaus Kinski.

Sin duda es esta historia uno de esos guiones que darían para una cinta del ya nombrado polémico director. La vida de Florian Fricke, un ilusionista del sonido, del arte y la belleza de su plenitud final. Ahora las reediciones que ponen al día todo su trabajo junto a Popol Vuh colocan en su sitio a un creador como pocos. Alles liebe, Florian!

tomado de: renacerelectrico



(Link en rapidshare en los comentarios o sobre la hermosa tapa del álbum)

Songs / Tracks Listing:

1. Ah! - 4:43
2. Kyrie - 5:20
3. Hosianna Mantra - 10:15
4. Abschied - 3:10
5. Segnung - 6:00
6. Andacht - 0:40
7. Nicht hoch im Himmel - 6:17
8. Andacht - 0:35
Total Time: 37:00

Line-up / Musicians:
- Florian Fricke / piano, harpsichord
- Conny Veit / guitar
- Robert Eliscu / oboe
- Djong Yun / vocals
- Klaus Wiese / tambura
- Fritz Sonnleitner / violin


2 comentarios:

La Noche dijo...

Link en rapidshareL

http://rapidshare.com/files/156989343/1973_PopolVuh_HosiannaMantra_rock-privado.blogspot.com.zip

Anónimo dijo...

Este disco es simplemente increíble. El mejor de la banda con diferencia. Lo conseguí hace ya algunos años y no puedo dejar de emocionarme cada vez que lo escucho. Sencillamente perfecto.

El Pasado